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Fue fácil

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Fue fácil... encariñarse de ti, de tu sonrisa, de ese encanto que emanabas, de ese misterio que rodeaba tu vida. Fue fácil tener ganas de verte  y grabar a fuego en la memoria cada palabra, cada gesto. Fue fácil construir una amistad y sembrarla de buenos momentos... aquellos momentos que alimentaban la esperanza de que un día decidieras a acortar las distancias, esas distancias que aunque no eran en espacio lejanas, en la mente eran inmensas. Inmensas como inmensa era la luz de tu sonrisa, el calor de tu sonrojo... Me prendí de ti sin apenas quererlo, sin apenas pensarlo, pero ahí estaba mi corazón palpitando tan deprisa que mis manos temblaban sin contención, disimuladas en los bolsillos, en mil maneras de esconder aquello tan natural como la vida misma. A veces lamento no haber tenido el valor de mirarte a los ojos y decirte... Decirte que en la oscuridad de mis momentos íntimos tu rostro iluminaba la instancia, tu sola imagen en mis pensamientos brillaba cual sol calentando éste cu

Ese instante

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Aprovechando los pocos rayos de sol que entran por la ventana, dejo que el calor acaricie mi rostro. Por un resquicio de mis entrecerrados ojos veo una silueta en la habitación de enfrente. Ella también aprovecha el poco sol que da casi de pleno en su habitación. Para mi asombro veo cómo lo disfruta con plenitud al hallarse casi en su totalidad desnuda. En ese momento la envidia me recorre el cuerpo, y querría poder trasladarme ipso facto junto a ella. Ella una mujer de pelo dorado y labios insinuantes, que en alguna ocasión habíamos intercambiado un cordial saludo. Ella que en alguno de mis sueños me había colmado de placeres se mostraba sin pudor y sin saberlo ante mis ojos. No puedo apartar la vista de su esbelto cuerpo, caliente por el sol, no puedo más que dejarme llevar por mis primitivos deseos, aunque no pueda tocarla. Lo sé, no está bien, que mis ojos recorran lascivos su cuerpo en la distancia, que mis manos se dirijan a mi sexo con inconsciencia, pero

No puedo más...

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No puedo más... Me arrastro a un salvaje deseo, me lleva a los infiernos de la lujuria con solamente pensar en ella... Quisiera susurrarle al oído todo lo que en mí despierta, todo lo que siento con sólo pensarla... Cómo es posible que sus ojos me arrastren a ésta locura de deseo contenido, cómo es posible que sus palabras, sus lascivas palabras me hagan imaginar cada escenario en el que quisiera que nuestros cuerpos se encontrasen al compás de una melodía, que nos marque el paso. Acercaría mi cuerpo al suyo, memorizaría su perfume, la suavidad de su piel. Quiero hacerla sentir, casi sin rozarla, un escalofrío que la recorra entera, que le haga desear que le haga tantas cosas... Le susurraría  - quiero enseñarte mi sentir y que disfrutes del juego, enseñarte tantas cosas que pudieses disfrutar hasta la saciedad, llenarte de emociones y sensaciones que nunca antes hayas practicado. Hacerte sudar, gemir, desear no parar en ningún momento, saborear los distintos placeres, emb

Sigue así

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Encendió las velas, y la casa se iluminó de una cálida luz. El embriagador aroma de canela me sucumbió en el pensamiento de sus labios, en su inquietante y provocadora mirada, en el deseo de recorrer con mis labios los suyos y vestir su piel con mi aroma. Deslizar tan levemente mis dedos por su suave piel, recorriendo cada centímetro, memorizando cada constelación de sus lunares, esos que nadie ve... deslizarme sinuoso por su torso, deteniéndome en sus deliciosos y sensuales senos, erizados al contacto de mi boca. Su respirar se agita, me enloquece, me sumerge en el insaciable instinto... Cuán cálido es su cuerpo, que me incita a adentrarme en su ser... Me observa y su mirada es a la vez dulce y lasciva... me desea, contiene cada segundo su deseo deslizando su lengua sobre sus carnosos y ardientes labios, se los mordisquea... y no puedo más que seguir acariciando su cuerpo que tiritante espera con cierta impaciencia ser saciado. - Sigue así..- me susurra entrecortadam

Quizás algún día...

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Fueron fugaces nuestras miradas, pero yo sabía que aquella vez que pronuncié su nombre... el eléctrico cosquilleo que recorrió mi estómago era el primer síntoma de lo que estaba por ocurrir... por sentir... por desear... por vivir... Ella empezó a convertirse en una de mis motivaciones, me encantaba saber que encontraría su dulce sonrisa y su mirada serena, me animaba volver a tener la posibilidad de unas palabras, unos fugaces momentos de pequeñas alegrías, y quizás en algún momento... En algún momento un contacto inocente, llevaría a una sutil y penetrante mirada, donde un atisbo de picardía comenzaría a componer la melodía de la danza de los cuerpos. Soñaba con esos fugaces y magnéticos momentos, los deseaba, eran mi pequeño refugio de la triste rutina de mi día a día. Encontrarla, sonreirla, quizás algún roce inocente, era el pequeño aliciente para darle un momento de adrenalina de vida, a mi anodino existir. Ella nunca sabría lo que yo sentía, no podría invadir su mundo

La Luz de sus ojos...

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La luz de sus ojos... Eran de un verde mar... profundo mar en que mi sentimiento se sumergió, se inundó de la frescura de la risa de sus arrugas, de aquella serenidad contenida y de aquella tempestad que me arrebataba cada segundo de mi pensamiento... Era imposible no desear, era imposible no tener el pensamiento de poseer tanta belleza entre los brazos... Sentir su mirada recorrer mi rostro, detenerse en mis ojos y regalarme aquellos segundos, minutos tan eternos y efímeros de su vida... Era volver, era sentir, era perderse y encontrarse, era sentirse... en una paz inmensa sumido en la luz de sus ojos...

Realidad o... Sueño

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Realidad o sueño La encontré aquella noche, deambulaba ansiosa y como perdida, cuando me reconoció entre la gente, me susurró al oído - Tengo que contarte una cosa - Extrañado la seguí hasta un rincón del parque, nos sentamos en un apartado banco y mirándome a los ojos comenzó su historia: “No sé cómo contarte lo que me ha pasado, ni tan siquiera si ésto es normal, pero era tan real… eran un sueño tan real... Paseaba por el pasillo con la lujuria en mi cuerpo, entré en una habitación pero enseguida me di cuenta de que ni esa era mi casa, ni esa era mi habitación, pasillos largos, enrevesados y con las paredes vacías, al mirar por la ventana se veían las últimas clases de un colegio… pensé, me van a ver...  oí un ruido y salí semi desnuda al pasillo con algo de ropa en la mano y mi juguete... ese juguete “insólito” capaz de hacer maravillas cuando una está sola, así que vi en el pasillo a un chico que no conocía de nada pero me dijo que él (¿Él? pensé yo) estaba en la habitac